Reconocer la intimidación y sus repercusiones emocionales en un niño con Asperger
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- Reconocer la intimidación y sus repercusiones emocionales en un niño con Asperger
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Lamentablemente, el acoso en la escuela, en el patio de recreo y más allá es un hecho de la vida de las personas con diferencias. La mayoría de las personas en el espectro autista reportan experiencias de intimidación en la escuela. Algunas investigaciones indican que el 94 por ciento de los niños con Síndrome de Asperger son intimidados en la escuela.
La intimidación se caracteriza por cuatro componentes clave:
- Un desequilibrio de poder. El intimidador puede ser más fuerte, tener mejor conciencia social o estatus social, y tener otras ventajas físicas o psicológicas.
- Intención de hacer daño. El intimidador toma acciones negativas con la intención de reducir la posición de la persona inocente en la comunidad y generalmente causar sufrimiento o daño físico y emocional.
- Un objetivo en apuros. Un intimidador a menudo se enfoca en una persona que es diferente a la mayoría de los demás en un grupo. Un niño con Síndrome de Asperger a menudo cumple con los requisitos.
- Acciones negativas repetidas. La intimidación no es un simple evento único; es una serie de ataques que tienden a escalar en la naturaleza.
A veces un maestro usa el sarcasmo para controlar el comportamiento de los estudiantes o para obtener resultados particulares, a menudo sin intención maliciosa. Esto a menudo se conoce como intimidación educativa. Si usted sospecha de intimidación educativa, puede programar una cita con el director de su hijo para discutir sus preocupaciones. Asegúrese de abordar sus preocupaciones con el estilo de enseñanza en lugar de culpar a un maestro que probablemente no quiere hacer daño.
La intimidación puede tener un impacto negativo significativo para las personas con el Síndrome de Asperger. Algunas personas informan que sufren de síndrome de estrés postraumático como resultado de maltrato por parte de sus compañeros. Otros efectos a lo largo de la vida van desde la baja autoestima y la depresión hasta, para aquellos con autismo, una renuencia aún mayor a participar en la interacción social por temor a represalias. La intervención es importante tan pronto como detecte signos de intimidación.
Señales de intimidación
Las dificultades para leer las señales sociales no verbales pueden ser parte de la razón por la cual los niños con Síndrome de Asperger tienen una tasa tan alta de intimidación. Considere el siguiente ejemplo:
Cuatro estudiantes que forman parte de la»multitud» se acercan a Tommy y le preguntan:»¿Qué pasa?» Tommy piensa por un momento, levanta la vista hacia arriba, y procede a reportar el número de luces en el techo y cómo las baldosas están pegadas al techo para que permanezcan»arriba». Los otros estudiantes se ríen y dicen:»Buen trabajo, Tommy».
Más tarde, le preguntas a Tommy sobre sus compañeros de clase. Tommy dice: «Son buenos amigos míos. Me hablan, me hacen preguntas y se ríen mucho». Decide hablar con la maestra de Tommy sobre la situación.
Si su hijo con Asperger muestra una o más de las siguientes condiciones o comportamientos, es muy probable que esté siendo intimidado en la escuela:
- Más arañazos y moretones de lo normal. Otros niños de la escuela pueden estar empujando, golpeando, o de otra manera golpeando excesivamente a su hijo.
- Evitar la escuela. Su hijo puede tratar de quedarse en casa, quejándose de un dolor de estómago u otra enfermedad. A veces la escuela puede ser tan estresante que el niño se enferma con más frecuencia.
- Cambios de carácter. El niño puede parecer triste o deprimido. A veces, el niño que es intimidado representa los eventos que él o ella experimenta convirtiéndose en el intimidador de sus hermanos o incluso de sus mascotas.
Domar a los matones
Afortunadamente, un número creciente de educadores, padres y otros se están dando cuenta de los efectos dañinos que el acoso escolar puede tener en la autoestima a lo largo de toda la vida. Cada vez más escuelas están comenzando a educar a sus profesores y estudiantes en la detección y prevención de la intimidación, y cada vez más escuelas han adoptado políticas de tolerancia cero para la intimidación.