La homosexualidad en la antigua Grecia
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Todo resulta parte de un proceso evolutivo que se ajusta a las épocas y comprensiones, lo que se acepta, lo que se entiende y se siente. De allí que la homosexualidad en la antigua Grecia difiera a lo que en la actualidad se ve en los videos porno gay, no quiere decir que estén ambos alejados del objetivo de fondo (lo que se siente), sino de forma (el cómo se hace).
La homosexualidad en la antigua Grecia
Partiendo de que el término nació en el siglo XIX (junto al de heterosexualidad) y los parámetros socioculturales que ello conllevaba, para muchos autores y estudiosos, la homosexualidad en la antigua Grecia no existía realmente.
Lo que realmente existía el control entre el dominio activo sobre el pasivo, considerando al segundo como un ente débil, sin importar que fuese hombre o mujer.
Por lo tanto, no existía el deseo amoroso o carnal, sino de dominación, algo que en estos tiempos existe en menor grado y que en el predio homo, está más ligado al sentir, en diversas formas, siempre consensuado e incluso, buscando el apoyo legal.
La homosexualidad en la antigua Grecia no se encontraba signada por la definición de lo que es el pecado, como lo sería para la mayoría de las religiones. Era una manera de manifestar fuerza y a su vez, drenarla, sin importar con quién se manifestaba. Lo que valía realmente, era estar con alguien.
Eso proviene de la intrínseca necesidad del hombre de buscar compañía, sin importar que fuera o no del mismo sexo. Además, otra manera de demostrar poder, se encontraba ligada a la intelectualidad, en especial la filosofía. Una mente brillante resultaba claramente, atrayente, para ambos sexos.
Para los griegos, el sexo era también una fuerza positiva; pero no como la que otras sociedades han especificado, en la que funciona como manera reproductiva para dar nueva vida. Servía para darse vida, establecerse, drenar sus problemas y como premio de lo que ofrecían a su sociedad.
Los principalmente aceptados
Como dijimos, el poder era el atrayente y dominante. Y éste se condensaba obviamente en la aristocracia, los militares y filósofos, además de la sociedad política y figuras de autoridad bajo su resguardo.
La homosexualidad en la antigua Grecia no era permitida en la ciudadanía común, los libertos o los esclavos; de demostrarse afeminados o francamente homosexuales, eran perseguidos.
Los niveles de tolerancia, aceptación e incluso tráfico de humanos, se permitía entre los grupos de poder ya aceptados; en el sector militar, se daba como premio sí era solicitado por el guerrero campeón.
En los baños, se suponían abiertamente, ya que las construcciones de los mismos, según los arqueólogos, no poseían tal concepto de privacidad, salvo de quienes detentaban el poder. Esto indica que todos se exponían y sólo se resguardaban en el poder de su rango, mente o posesiones.
La homosexualidad en la antigua Grecia, provenía de los neo-lazos afectivos
Fue la segmentada vida social y militar de Grecia antigua la que fomentó las relaciones que hoy por hoy definimos como homosexuales. Esto, ocurriéndose en otras ciudades y pueblos fuera de su capital, donde lo anteriormente citado (el poder sobre el hombre), era la base de su actuar.
Sucedía en otras regiones que los instructores o paidónomos se encargaban de la educación de los jóvenes desde los 12 años, alejándolos de sus familias y no permitiéndole el contacto con mujeres, ya que los distraía del desarrollo de las ciencias puras, filosóficas y militares.
Por ende, la homosexualidad en la antigua Grecia partía del encierro y único encuentro con personas de su mismo género, que iban más allá de las relaciones carnales, sino afectivas, solidarias y empáticas que sólo podrían definirse como amor.
Esto no implica que el ser homosexual sólo parte de una condición de encuentro, como ya sabemos que es una identidad propia que cada quien descubre y percibe a su ritmo en la actualidad.
Simplemente nos demuestra que la homosexualidad en la antigua Grecia era la manera de poder encontrar poder o descubrimiento, dominio o sosiego, dependiendo de las condiciones sociales que su propio orden evolutivo, imponía para llegar a ser el imperio que alguna vez fuere.